Resultaba muy difícil contener la emoción. Pero con todo se extraña la falta algo: hombres y mujeres. Cuando se ve el esfuerzo de las aves en su búsqueda de tierras cálidas en las que pasar el invierno; o las manadas de elefantes escuálidos, tras el agua imprescindible para la vida, se puede en las grandes migraciones de nuestro siglo por la pobreza, el hambre o las guerras. Así de débiles, se intuye, como los animales, pero explotados. Y como decía una amiga: un oso se come una foca, pero no se guarda doscientas por si. Gracias a "Voces de Mujer"
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