jueves, 15 de octubre de 2009

Día Mundial de la Mujer Rural

La mujer rural como imperativo de equidad

• Las mujeres representan el 48% de la población rural de América Latina y el Caribe. • El ingreso laboral de las mujeres equivale al 70% del ingreso de los hombres.

Mujeres negras, pardas, cooperativistas, campesinas, indígenas, mestizas, trabajadoras agrícolas, estudiantes… aunque diferentes, la enorme mayoría de ellas vive cotidianamente la dureza de la exclusión y la inequidad. Muchas han sido violentadas durante generaciones. Son todas mujeres trabajadoras que luchan por acceder a oportunidades de desarrollo humano, por una vida digna y por el reconocimiento pleno de su contribución en las sociedades.

Bajo el lema “Las mujeres rurales en el corazón de la innovación” este 15 de octubre se celebra el Día Mundial de la Mujer Rural, como un reconocimiento a la contribución de las millones de mujeres a la seguridad alimentaria de la población y a su papel como productoras para la subsistencia básica de millones de familias alrededor del mundo.

El trabajo femenino ha contribuido a la agricultura en tareas como mejoramiento de semillas, diversificación de cultivos, labores de cosecha y cuido del ganado. Sin embargo, la mujer productora de alimentos aún sigue sin ser incluida, de acuerdo a su real contribución a las economías y sociedades rurales, en los registros de la Población Económicamente Activa.
De los 37 millones de mujeres rurales mayores de 15 años, únicamente 17 millones se encuentran registradas como población económicamente activa. De estas, solo existen 4 millones y medio consideradas como productoras de alimentos −una gran cantidad de ellas son mujeres indígenas-. Así lo indican datos suministrados por la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Para la especialista del IICA, “visibilizar la participación económica de la mujer rural es fundamental para resaltar no solo el valor de su actividad productiva, su contribución al empleo y su trabajo no remunerado en el hogar, sino como manera de rescatar su cosmovisión, los relevantes significados que sobre la vida tienen y su innovador aporte al desarrollo local”.

De hecho, un parte significativa de pequeñas actividades familiares agropecuarias funcionan con el subsidio del trabajo gratuito de mujeres.

Se estima además, que gran cantidad de las mujeres rurales está migrando desde finales de la década de los 80 hacia actividades no agrícolas. Para 2006, las mujeres rurales representaban cerca de un 44% de la PEA no agrícola, mientras que para el rubro agrícola cubrían sólo un 27%.

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